La despedida

Nunca entendimos por qué el tiempo pasa tan rápido. Por qué las personas que dejaban atrás esto que hoy nos toca a nosotros nos repetían una y otra vez que disfrutáramos cada momento como si fuera la última vez, hasta que nos dimos cuenta que sí, que sí era la última vez. Realmente no sabemos en qué momento exacto cambiaron tanto los hechos. No sabemos cómo fue que llegamos con el uniforme al último primer día. ¿No es irónico cómo pasa el tiempo? Hace once años nos tocaba entrar en este mismo teatro para egresar simplemente de salita de cinco. Hace once años veíamos el patio descubierto inmenso, repleto de nenes corriendo. Recién entrábamos en un mundo nuevo. Mundo que hoy es más que conocido, mundo al que dentro de poco tenemos que despedir. Hoy nos toca ver que el tiempo que pasó no vuelve más, por más de que duele en el alma. Y entonces... ¿qué es lo que tenemos qué hacer? Tenemos que pedirle al tiempo que no pase tan rápido, que no haga que este último año sea sólo una ilusión, que nos permita disfrutar de cada mañana, de cada risa entre nosotros, que nos enseñe lo que nos falta aprender, que nos haga caer para levantarnos, por más de que pese, tal como nos dijeron acá dentro. Tenemos que pedirle que nos de la oportunidad de agradecer por cada persona maravillosa que la vida quiso que nos crucemos en el colegio. Tenemos que decirle que nos regale memoria para recordar cada momento vivido. Y por sobre todo, tenemos que pedirle que nos deje volver, una vez, para entender qué fue lo que dejamos atrás.